Para mantener en buen estado tu calzado sigue estas recomendaciones:

1. Usa un paño húmedo o una esponja suave con agua tibia y jabón neutro para limpiar la superficie. Evita el uso de productos abrasivos que puedan dañar el material.
   
2. Después de limpiar, seca el calzado a la sombra y en un lugar ventilado. No los expongas al sol directo ni uses fuentes de calor como secadoras o calefactores, ya que pueden deformarse.
   
3. Guarda los zapatos en un lugar seco, lejos de la humedad. Utiliza hormas o relleno de papel para mantener su forma, especialmente en botas y botines.
   
4. Evita el contacto prolongado con agua o sustancias químicas. Si el calzado se moja, sécalo lo antes posible y nunca lo guardes húmedo.
   
5. Alterna el uso del calzado para permitir que se airee completamente entre usos y prolongar su vida útil.
   

Con estos cuidados, tus zapatos se mantendrán limpios, funcionales y en buen estado por más tiempo.